martes, 3 de febrero de 2009

Comentarios a tres apartados de "Round de Sombra" de Abraham Cruzvillegas

 

Comentarios a tres apartados de “Round de Sombra”, de Abraham Cruzvillegas.

 

 

¿Un postmodernismo en México?

“Modernismo" y "posmodernismo" se usan para referirse a una corriente estética que emergió primeramente en la literatura, en las artes plásticas y luego en la arquitectura.

 

El término modernidad se refiere a una época histórica, que la mayoría de los autores sitúa entre el inicio de la Revolución Industrial (fines del siglo XVIII) y la época presente. Otros autores, como Marshall Berman (Todo lo sólido se desvanece en el aire), establece que la modernidad comienza en el Renacimiento, para él, es allí donde se gesta el primer hombre moderno. El debate de la "modernidad", (qué es, como afrontarla, cómo nos define existencialmente, la crítica al paradigma de vida propuesto por la modernidad... ) es uno de los más interesantes en los campos de las ciencias sociales y la filosofía actual.


El modernismo se refiere a "proyectos culturales", movimientos artísticos e intelectuales que tuvieron lugar durante el siglo XX. El modernismo en Arquitectura, en particular, fue gestado en Europa durante las primeras décadas del siglo XX, y sus principales promotores fueron destacados arquitectos tales como Adolf Loos, Le Corbusier, Mies van der Rohe. Luego, el modernismo se manifestó hasta bien entrados los setentas, cuando el fracaso del ideal positivista de los arquitectos "modernos" devino en crisis conceptual. En algunos casos mutó, o bien fue reemplazado, por una diversidad de tendencias como el posmodernismo, que nunca alcanzaron el mismo auge que el movimiento moderno; y que ha desembocado en la actual carencia de una dirección clara en las artes, aunque esta direccionalidad bien podría no ser necesaria.


La modernización, por su parte, se refiere a los procesos socioeconómicos de industrialización y tecnificación.

 

En su texto, Cruzvillegas habla del neomexicanismo equiparándolo y vinculándolo a expresiones posmodernas que duraron poco y cita a Olivier Debroise:  “En el campo del arte, en México, el posmodernismo […] aparece a mediados de los años ochenta como una variante de la modernidad […]”

 

Teóricamente, el posmodernismo se refiere a una actitud frente a la modernidad y lo moderno; por lo tanto sería contradictorio calificarlo como  “una variante de la modernidad”. De igual manera, me parece audaz la idea de pensar en un posmodernismo en México, donde ni siquiera se ha vivido la modernidad.

 

.La modernidad es también el conjunto de las condiciones históricas materiales que permiten pensar la emancipación conjunta de las tradiciones, las doctrinas o las ideologías heredadas, y no problematizadas por una cultura tradicional.

 

Ante estos conceptos, me asalta la duda y me planteo una pregunta: ¿Podrán estas definiciones ser aplicables en el México de los siglos XVI al XVIII, del siglo XIX, o aún del siglo XX?

 

Dice Marshall Berman que la más atractiva cualidad que tiene el postmodernismo, es el escepticismo hacia todo; y que es algo que todos deberíamos hacer siempre: aplicar el auto-escrutinio y ser auto-críticos. Seamos escépticos:  ¿Cómo es que podríamos estar, como dice Berman, en el centro de una época moderna que perdió contacto con las raíces de su propia modernidad, cuando en México han pasado cosas muy distintas a lo que se describe como Modernidad?

 

Cuando Rousseau, arquetípica voz moderna de la primera fase de la modernidad, anterior a las revoluciones francesa y estadounidense proponía la libertad como principio que el estado debe preservar, en la Nueva España había actividad inquisitorial, casos de persecusión, y la Corona hizo a la Iglesia otra rama del gobierno.  Entre los siglos XVI y XVII se hizo una constante la llegada de esclavos negros a América; en la concepción social de la época poseerlos era un sinónimo de prestigio.  Cuando en Europa del siglo XIX la gente rcuerda con nostalgia cómo es la vida espiritual y material en un mundo que no es moderno, en México, Miguel Hidalgo está dando el Grito de Dolores.  El modernismo responde  a la industrialización de la sociedad, cosa que en México no estaba ocurriendo, y mientras el modernismo se ostenta como la clave para salir del atraso cultural, la marginación del mundo neocolonial latinoamericano, al menos, si no en la práctica, en la solución imaginaria que propone el arte, en México la burguesía quiere del artista un arte que corteje y adule su gusto mediocre.  Cuando según Berman el proceso de modernización se expande para abarcar todo el mundo, en México, con el arranque del siglo XX se dan apenas las primeras muestras de descontento que desembocan en una Revolución desfasada más de un siglo en el tiempo, con relación al resto del mundo.

 

En México no se ha vivido una época en la que haya prevalecido la voluntad de “heroificar” el presente, que es como Michel Foucault define el Modernismo.  Sin embargo,  tal vez podría aceptar que estemos iniciando apenas el proceso de modernización, ya que hasta ahora nos damos cuenta de que la Revolución no ha servido de mucho; y que, lejos de resolver nuestros problemas, en nuestros días, como dice Marx, “todo parece estar impregnado de su contrario”.

 

La visión afirmativa del modernismo la desarrolló, en la década de los sesenta, un grupo heterogéneo de escritores incluyendo a John Cage, Marshall McLuhan y Susan Sontag coincidiendo con el surgimiento del arte pop y la idea de “despertar a la vida que estamos viviendo”.  Por lo tanto, había que romper con las barreras entre el arte y otras actividades humanas como el entretenimiento y la tecnología industrial, la moda, el diseño y la política.

 

El ideal de algunos que se autodenominan “posmodernistas” era abrirse a la inmensa variedad y riqueza de las cosas y las ideas que trajo consigo el mundo moderno.  Ellos llegaron a refrescar un ambiente cultural que en los años cincuenta se había vuelto rígido, cerrado y aburrido.  Pero es hasta los 80´s cuando en México surge el neomexicanismo, que  tuvo auge y ganó notoriedad, debido a la ironía juguetona de la iconografía mexicana nacionalista.

 

Y es que en México, pareciera que vamos siempre a contratiempo, haciendo de todo, pero…a toro pasado.

 

Ruinas alternativas

La crítica y la ironía desplegada por los artistas jóvenes en Espacios Alternativos, provocó el enojo de grupos radicales al grado de que, debido a su intolerancia y poca o nula apertura (actitud muy poco posmoderna), se cancela una exhibición en un museo y se remueve de su puesto a al director, cancelando finalmente el Salón de Espacios Alternativos. 

Quedaron las ruinas, como acertadamente habían vislumbrado un colectivo de artistas con su pieza Apuntalamiento para nuestras ruinas modernas (1987)…y el Estado se apartó de este tipo de actividades. 

 

Actitudes tales, a mi parecer, no son ni modernas ni posmodernas.

 

El que se mueve no sale

Aunque siguiera en discussion el tema del posmodernismo, lo que sí es muy posmoderno es la actitud de apertura a múltiples posibilidades que asumieron, no las instituciones, sino un grupo de artistas inquietos y propositivos abiertos a la experimentación y a la libre expresión, criticando, promoviendo, investigando, aprendiendo y divirtiéndose. 

 

Marx, Nietzsche y sus contemporáneos Baudelaire y Dostoievsky experimentaron la modernidad como un todo en un momento en el que sólo una pequeña parte del mundo era verdaderamente moderna.  Al día de hoy, más de un siglo después, los procesos de modernización tal vez nos hayan alcanzado ya a todos.  Es momento de entrar en contacto con la cultura modernista del pasado y comprender su fuerza.  Retroceder, sería una manera de ir hacia adelante e inventar el modernismo del siglo XXI, y como dice Octavio Paz:  “nuestros incrédulos ojos podrían estar ante el despertar y el retorno a nuestro abyecto mundo de esa realidad corpórea y espiritual que llamamos la presencia del ser amado.  Entonces el amor dejará de ser la experiencia aislada de un individuo o una pareja, una excepción o un escándalo.  La palabra presencia y la palabra amor han aparecido en estas reflexiones por primera y última vez.  Ellas fueron la semilla de Occidente, el orígen de nuestro arte y nuestra poesía.  En ellas está el secreto de nuestra resurrección.”

Peyote y la Compañia

Noviembre 11, 2008

Dulce María Rivas Godoy

 

 

 

Peyote y la Compañía

 

El arte puede no ser solemne, pero definitivamente, a pesar de que se diga que es una actividad propia del ser humano como cualquier otra, el arte , por alguna misteriosa razón, se distingue de todo lo demás.

“Peyote y la Compañía”  insistía en revelarse ante la solemnidad conferida al arte, sin pensar que tal vez en ese intento, su propia actitud se volvía solemne, distinta, especial.

Los momentos vivenciales y las actividades diarias de sus integrantes son las que cobraron importancia, y las convirtieron en arte.  Para tomar una postura así, se requiere un actitud especial, un estilo de vida, una condición mental.  Creyeron acertadamente que el trabajo colectivo enriquecía y fomentaba las ideas y bajo esas premisas trabajabaron; y eso no es otra cosa, sino un compromiso solemne, con ellos mismos y con el grupo.

Para realizar cualquier proyecto y pretender que sea trascendente, como lo hacían ellos, se requiere cierto grado de solemnidad, de seriedad y compromiso. 

¿Qué más compromiso que analizar y tomar decisiones como miembros de una sociedad, sujetos a una política cultural?  Hacer cine independiente, buscar condiciones alternativas no es tan fácil: exposiciones ambulantes, fotografías en la calle, resolver asuntos como la producción, realización, distribución y consumo de la obra, son actitudes solemnes de cara al arte.  Son actitudes de respeto a lo que se hace, aunque la manera en que se aborde no lo sea tanto.

La solemnidad está caracterizada por una profunda sinceridad.  Por eso ellos no hablaban de una realidad inventada o imaginada, sino vivida, analizada y sintetizada para presentarla como un elemento plástico.

Tal vez cometieron un error:  creyeron que el arte podía lograr la unificación humana, que sería parte indispensable de la vida común sin importar la división de clases.  Rechazaron la “solemnidad” de su concepto y sin querer, le atribuyeron al arte un poder que tal vez no tiene…..

Peyote y la Compañ

Noviembre 11, 2008

Dulce María Rivas Godoy

 

 

 

Peyote y la Compañía

 

El arte puede no ser solemne, pero definitivamente, a pesar de que se diga que es una actividad propia del ser humano como cualquier otra, el arte , por alguna misteriosa razón, se distingue de todo lo demás.

“Peyote y la Compañía”  insistía en revelarse ante la solemnidad conferida al arte, sin pensar que tal vez en ese intento, su propia actitud se volvía solemne, distinta, especial.

Los momentos vivenciales y las actividades diarias de sus integrantes son las que cobraron importancia, y las convirtieron en arte.  Para tomar una postura así, se requiere un actitud especial, un estilo de vida, una condición mental.  Creyeron acertadamente que el trabajo colectivo enriquecía y fomentaba las ideas y bajo esas premisas trabajabaron; y eso no es otra cosa, sino un compromiso solemne, con ellos mismos y con el grupo.

Para realizar cualquier proyecto y pretender que sea trascendente, como lo hacían ellos, se requiere cierto grado de solemnidad, de seriedad y compromiso. 

¿Qué más compromiso que analizar y tomar decisiones como miembros de una sociedad, sujetos a una política cultural?  Hacer cine independiente, buscar condiciones alternativas no es tan fácil: exposiciones ambulantes, fotografías en la calle, resolver asuntos como la producción, realización, distribución y consumo de la obra, son actitudes solemnes de cara al arte.  Son actitudes de respeto a lo que se hace, aunque la manera en que se aborde no lo sea tanto.

La solemnidad está caracterizada por una profunda sinceridad.  Por eso ellos no hablaban de una realidad inventada o imaginada, sino vivida, analizada y sintetizada para presentarla como un elemento plástico.

Tal vez cometieron un error:  creyeron que el arte podía lograr la unificación humana, que sería parte indispensable de la vida común sin importar la división de clases.  Rechazaron la “solemnidad” de su concepto y sin querer, le atribuyeron al arte un poder que tal vez no tiene…..

¿Quién diablos es Melquiades Herrera?

¿Quién diablos es Melquiades Herrera?

 

Habiendo oído poco sobre este personaje, y después de haber leído el artículo sobre él en Round de sombra, me entero de que el maestro Melquiades Herrera Becerril era parte del paisaje.  Raro para muchos, loco para otros, pero para quienes tenían que ver con el arte, fue sin duda alguien que dejó huellas indelebles que seguramente influenciaron su quehacer artístico. 

 

Melquiades Herrera daba clases de geometría y diseño en San Carlos, pero al parecer, sus mayores enseñanzas provenían de su comportamiento de todos los días, de su actitud ante la vida, de su ironía y desenfado, de su audacia, atrevimiento y deshinibición, de su excentricidad…de su locura.  Locura que no era otra cosa sino una manera diferente de enfrentar la realidad, o de soportar la realidad, que tal vez, siendo de otra manera le hubiera parecido insoportable.

 

Era un artista de lo cotidiano, que en tiempos del performance, hizo de cada momento de su vida una acción que tenía que ver con conceptos filosóficos, sociológicos y estéticos.  El lenguaje de sus acciones y su aproximación a todo tipo de objetos adquiridos o encontrados, obedecía a sus propias normas basadas sobre todo en la crítica jocosa.

 

Personas como esta, nos hacen pensar que el arte es un lenguaje alterno, o justamente como la cantina que le gustaba visitar:  un mundo en otro “Nivel”.

GABRIEL OROZCO, un problema de tiempo

GABRIEL OROZCO

Un problema de tiempo

 

A pesar de la opinión de muchos, muy poco se puede agregar a lo que Gabriel Orozco dice cuando habla de arte, y en especial de su obra.  Casi nunca habla primero.  Sus intervenciones son después de que es interpelado.  Espera siempre a escuchar lo que otros tienen que decir y después ….declara lo que nadie había esperado.  Sorprende con la claridad de sus respuestas, producto de su brillante inteligencia.  Su obra es un reflejo de sus procesos mentales, tan poética la una como los otros.  Del mismo modo, su gran facilidad para estructurar conceptos y establecer relaciones, queda evidenciada en su trabajo.

Sería difícil encontrar a alguien que no entendiera la obra de Orozco; podrán cuestionarla, criticarla (por lo simple que es), pero decir que no se entiende, no…por lo simple que es.  Tal vez lo que muchos podrían preguntarse sería: ¿cómo algo tan simple puede pretender ser arte?

Y es que las técnicas que utiliza no son ni la pintura, ni la escultura; es más, ni la fotografía.  Su materia prima es intangible, casi metafísica. Tal vez la respuesta a esa simple pregunta sobre lo simple,  sea que en la creación de sus piezas, echa mano de cosas al parecer muy simples, de las que todos los seres humanos tenemos noción:  la memoria, el olvido y el tiempo.  Estos tres elementos juntos, manipulados por él, dan como resultado – al menos para mí – experiencias que rayan en lo sublime. 

Comentario a propósito de "Fotografías Obscenas" de Mapplethorpe

  • ¿Qué es una obra de arte?

 

  • ¿Debiera el arte ajustarse a las limitaciones de la moralidad?

 

  • ¿Puede el arte hacer mejores o peores individuos?

 

  • …..un comentario a propósito de “Fotografías Obscenas” de Mapplethorpe.

 

  •  

 

La creencia de que el arte puede hacer mejor a la gente se remonta a la época clásica.  Aristóteles pensaba que la música era formadora de carácter y que debería ser introducida en la educación de los jóvenes.  Pensaba que al escuchar música `nuestras almas sufrirían un cambio´ y haría brotar las `cualidades morales´.  Sin embargo, debía ser el tipo correcto de música.  La música incorrecta, especialmente la de flauta, a la que Aristóteles consideraba `demasiado excitante´ está dirigida a trabajadores, esclavos y niños, y su influencia es `vulgarizante´.

 

Platón, por supuesto, pensaba que las artes hacían peores a las personas. A diferencia de la razón y la ciencia, pensaba que las artes están `muy alejadas de la verdad´ y que no tienen `una causa o dirección saludable´.  Cuando mucho, son `solamente un tipo de deporte o juego´ que incitan a un comportamiento `lacrimoso y espasmódico´ de sus adeptos. 
Su capacidad de estimular las pasiones funciona contra `el principio racional en el alma´.

 

En los Estados Unidos, la función civilizadora del arte recibe particular énfasis desde que sostuvo la promesa de inculcar virtudes sociales y la moral Anglo-Sajona en las hordas políglotas de inmigrantes.  Los museos en Estados Unidos fueron fundados en la segunda mitad del siglo XIX y para llenarlos, muchos millonarios norteamericanos gastaron cantidades extravagantes de dinero trayendo arte desde Europa.  Creían que los museos unificarían y democratizarían la sociedad, acallando el temor provocado por las huelgas y las riñas entre trabajadores.  De hecho, el efecto fue que se reforzaron las fronteras entre las clases.

 

La creencia de que la exposición al alto arte es moralmente y espiritualmente benéfica es todavía muy poderosa.  Por supuesto, está de por medio el subsidio público para las artes; sinembargo, parece ser que que esta idea no está basada en evidencia alguna y que todos los esfuerzos que se han realizado para sustentarla en hechos han sido infructuosos.

 

Con respecto a las “Fotografías obsecnas” de Mapplethorpe, y la sociedad y momento político en los cuales se suscitó la controversia, podría inferirse que si no ha sido posible comprobar que el arte haga mejores personas, tampoco habría razón para asegurar que las haga peores.

 

Desde luego, si lo que se va a discutir es que tal o cual arte sea moral o inmoral; o bien, que tal o cual expresión o manifestación cultural sea arte o no lo sea, me referire a esta frase de Oscar Wilde:  “La moralidad, como el arte, significa trazar una línea en algun lugar”.

 

El arte no tiene limites (o no debería tenerlos); muy por el contrario, lo que  tiene es justamente la particularidad o la virtud de forzar y empujar los límites o las líneas que algo o alguien se atreva a marcar. Por lo tanto, en el supuesto caso de que la moralidad los tuviese,  resultaría ser irrelevante ceñir o restringir el arte  a límites previamente establecidos que la definan.

 

Comentario sobre "El gran vidrio" de Marcel Duchamp

 

Comentario sobre “El gran vidrio” de Marcel Duchamp.

 

 

“La maquinaria de Duchamp solo funciona cuando se aceita con el humor.”.

 

                                                            JEAN SUQUET (Crítico de arte).

 

 

 

La Mariée mise à nu par ses célibataires, même…, una frase tan rara, ambigua, desconcertante y provocadora como la pieza que lleva su nombre:  La Novia puesta al desnudo por sus solteros…aún.

 

No hablaré de todos los elementos de la pieza, pero sí de los que más me han intrigado.  La primera vez que ví esta obra, y cuando supe su nombre, me intrigó la palabra aún, even o même.  Hasta antes de ese adverbio, no hubiera habido demasiado problema, pero…..esa pequeña partícula impide hacer cualquier lectura literal.

 

Otra cosa que me intriga es el pronombre posesivo sus.  Sugiere que los solteros son de ella.  En un inicio, el título me hizo pensar en algo así como un acoso sexual de varios machos hacia una hembra, pero ese pronombre me sugiere también un harem masculino, de unos machos serviles e inferiores (hasta por su ubicación en el espacio) a su amante.  Me parece que todos los demás elementos, están supeditados a este idea central: la pieza se trata de la maquinaria del deseo sexual.  La Novia está ahí como una apoteosis de virginidad…aún, pero aunque parezca ingenua a inocente, tiene un toque de malicia.  Esta novia claramente sabe de qué va la vida, y en vez de ser un blanco y frío témpano de hielo, gentil y cálidamente rechaza los bruscos ofrecimientos de los solteros.  De hecho, no los rechaza del todo, sino que más bien utiliza su lujuria para su futuro e intenso deseo por el orgasmo.

 

Todo esto ni siquiera se sospecha solo con mirar el vidrio, pero hay unas notas contenidas en una Caja verde, gracias a las cuales podemos seguir las etapas del encuentro erótico, que no se parece a nada ni en la literatura ni en el arte.  El Gran vidrio es como un aparato, y la Caja verde es como el manual de operación.  Estas notas constituyen una dimensión verbal de una obra que es tan verbal como visual, realizada por un artista que desdeña las palabras como forma de comunicación pero que estaba fascinado por su función en otro ámbito: la poesía.

 

El Gran Vidrio permanece aislado e inimitable.  Ha sido llamado de todo, desde obra maestra hasta broma maliciosa pero hasta la fecha, no hay estándares bajo los cuales pueda ser juzgado.  Duchamp inventó  una nueva física para explicar sus “leyes”, y unas nuevas matemáticas para acomodar las unidades de sus medidas.  Algunas de las notas de la Caja verde son sencillamente imposibles de entender.  Muchas ideas expresadas en ellas nunca fueron plasmadas en el Vidrio; ya sea por los problemas técnicos que presentaban o simplemente porque como alguna vez dijo Duchamp, después de ocho años de trabajar en el proyecto, simpemente se aburrió y perdió el interés.  Dejó de trabajar en el Vidrio en 1923, dejándolo, en sus porpias palabras, “definitivamente terminado”.

 

Se ha argumentado mucho acerca de que la influencia de Duchamp es casi destructiva, porque al abrir la caja de Pandora se han roto las barreras entre el arte y la vida, dicen sus adversarios.  Duchamp soltó los demonios que han barrido con la calidad estética y abierto la puerta a la auto-indulgencia sin límite, el cinismo y la charlatanería en las artes visuales.  Hay algo de verdad en eso.  Sin embargo, llamar a Ducham destructivo es erróneo.  Lo que a él le interesaba por encima de todo era la libertad; completa libertad personal, intelectual y artística; y la manera en que él logró estas tres fue, en la opinión de sus amigos cercanos, su más impresionante y perdurable obra de arte. Aproximarse a la obra de Duchamp libera a la mente para que ésta pueda actuar por sí misma.

 

 

DULCE MARIA RIVAS